La elaboración del Cuchillo Canario se divide en dos fases, de un lado, la fabricación de la hoja (tarea generalmente efectuada por el herrero); y de otro, la elaboración del mango (es donde entra en escena la figura del cuchillero). El tamaño del mango debe ser aproximadamente la mitad de la longitud de la hoja. Para la confección del mango se emplean unas anillas o roldanas de marfil, cuerno, hueso... a las que se les realizan una incisiones e incrustaciones, denominadas taraceas o taraceado (método del cual existen referencias desde la España Musulmana), formando las figuras deseadas por el maestro cuchillero (figuras florales o vegetales, geométricas, romboidales, ojo de perdiz, ajedrezados, dameros, jaqueados, etc). Una vez preparadas todas las piezas, se introducen en la espiga del cuchillo, se ajustan con una tuerca o remache llamada perilla y, por último, se procede al pulido y abrillantado.